Y mientras, los perros le ladran a nuestros gatos que se hacen el amor en cada luna.
Y a cada rato me preguntas qué me llevaría a la muerte.
“Las postales y todos los tesoros escondidos que nunca busqué”
Y mientras te ríes, los perros callan para escuchar el coro de los gatos haciendo el amor.
Hasta nosotros envidiamos la destreza pornográfica de los felinos.
Y al rato nos rendimos. Tus preguntas, secuaces de tu recelo, han cesado en mi boca como en la de todos los gatos y han muerto en cada uno de nuestros perros, para ladrarnos el alma y el cerebro.
Y enseñarnos a morir.
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