jueves, 13 de noviembre de 2008

VISPERAS DE LOS DIAS INOLVIDABLES

Gente divina, un vals. No puede ser otra cosa la vida, un vals.
La suerte; tu nombre. Nuestros nombres.

Profundo verde nos abraza, los bichitos se nos meten con cosquillas y va el cielo seducido por el sol.
Y nosotros también un poco.

Percudimos en la puesta:
Los parpados angustiados de tanto cartel. Los oídos angustiados de tanto motor, la piel ennegrecida de tanta grasa.

Nocturnas en sol, se adivinan nuestras voces carcajeando.
Muscular, nuestra alegría. Platónica, nuestra cosmogonía.
Abstraídas, nuestras mentes. Ocultos, nuestros temores.

Inolvidables, nuestros días.

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